viernes, 16 de enero de 2015

El controvertido tema del aborto y la depresión profunda

Hoy voy a escribir sobre el controvertido tema del aborto y de cómo puede ser el origen de la depresión profunda.
Voy a  explicar el caso de un niño de 7 años que empieza a tener dificultades escolares. Los padres están preocupados porque lleva unos meses llorando con gran desconsuelo porque tiene miedo de que mueran los seres queridos y el niño les cuestiona la pregunta de porqué se muere la gente.
En la entrevista con los padres pregunto si ha habido algún aborto y me confirman que  hace un par de meses perdieron un bebe de 4 meses de gestación.
En la sesión se eliminó el estrés que el niño está manifestando, pues desde entonces no ha vuelto a verbalizar que tiene miedo de la muerte. A nivel consciente se ha resuelto el problema, pero su energía seguirá vibrando en la longitud de onda de los padres y grabará de una manera muy profunda que la muerte es una gran amenaza. Si los padres consiguen elevar su vibración, aceptando lo que está pasando, el niño por resonancia también la elevará y la grabación no será tan fuerte.
Si la tristeza y el dolor de los padres perdura el niño permanecerá en esa longitud de onda tan lenta configurando un carácter triste y melancólico que mantendrá toda la vida, hasta que un día la vida le ponga delante un posible aborto y ésto le sumerja en un estado profundo que le lleve a tomar conciencia que esto ya pasó en su vida y que ahora es el momento de resolverlo definitivamente. Si vuelve a pasar y no toma conciencia la persona se mantendrá más firmemente en su pena y será un descendiente quien volverá a manifestar el síntoma y así, sin solución de continuidad hasta que alguien tome conciencia y acepte el hecho. La persona que lo haga lo habrá sanado para ella, para los descendientes y también, de alguna manera,  para los ancestros.

Para poder entender ésto tenemos que aceptar que somos energía que vibra en una longitud de onda determinada dependiendo de cual es nuestro estado emocional. Si estamos preocupados, tenemos ansiedad, en definitiva tenemos  miedo, la longitud de onda de nuestra energía será muy lenta, habiendo pocas oscilaciones por segundo; en cambio si nos sentimos pletóricos, entusiasmados, estamos enamorados, es decir, estamos llenos de Amor la longitud de nuestra onda será muy pequeña existiendo muchas más oscilaciones por segundo.
Todos somos receptivos a la energía, aunque mucha gente crea que no lo es, pues estamos inmersos en un océano de energía y nuestra vibración depende de lo que estamos sintiendo de verdad en nuestro corazón, el cual nos lleva a tener un pensamiento positivo o negativo al respecto de lo que sentimos y eso que está en nuestro sentimiento más profundo lo verbalizaremos en el exterior de una manera u otra, creando de esta manera nuestra realidad exterior.


Por tanto los niños, mucho más que los adultos, resuenan en la longitud de onda de las personas que le rodean, sobre todo , la resonancia es absoluta con los padres. Un niño sabe exactamente cual es el estado emocional de sus padres. Sabe de una manera muy profunda que su madre está feliz o está muy preocupada, y de nada sirve que no se hable del problema o que hagamos una farsa delante del niño, pues esto le contradice aún más, ya que él está percibiendo el dolor pero lo que le enseña su mamá es todo lo contrario.


Podemos ahorrarnos todo ese dolor si somos capaces de ver que nuestro hijo está reflejándonos nuestro propio dolor y lo único que hay que hacer es ACEPTAR la situación exactamente como es y que quede claro que ACEPTAR no es RESIGNARSE.
Pero para llegar a la aceptación hay que hacer un profundo trabajo de sanación, pues el dolor y el miedo al dolor impiden ver con claridad lo que en realidad está pasando delante nuestro.

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